Debajo De Mi Cama Hay Un Perro Muerto

Cuando era niño, siempre tuve miedo de los monstruos debajo de mi cama. Me imaginaba todo tipo de criaturas espeluznantes acechando en la oscuridad, esperando a agarrarme los pies. Una noche, estaba tan asustado que no pude dormir. Me quedé despierto toda la noche, escuchando los sonidos de la casa y temiendo que algo me atacara.

Las consecuencias

A la mañana siguiente, le conté a mi madre lo que había pasado. Ella me aseguró que no había nada debajo de mi cama y que estaba a salvo. Pero yo no le creí. Estaba convencido de que había algo acechando allí abajo.

Esa noche, decidí enfrentarme a mi miedo. Me armé con una linterna y un bate de béisbol y me arrastré debajo de la cama. Al principio, no vi nada. Pero entonces, vi algo que me hizo la sangre helada.

El perro muerto

Había un perro muerto debajo de mi cama. Estaba tirado de espaldas, con los ojos abiertos y vidriosos. Su pelaje estaba sucio y enredado, y sus colmillos estaban manchados de sangre. Me quedé paralizado por el miedo. No podía moverme ni gritar.

De repente, el perro muerto comenzó a moverse. Sus ojos se abrieron de par en par y sus colmillos se alargaron. Se abalanzó sobre mí, gruñendo y ladrando. Cerré los ojos y esperé lo peor.

El rescate

Pero entonces, escuché la voz de mi madre. “¿Qué está pasando ahí abajo?”, gritó. Abrí los ojos y vi a mi madre de pie en la puerta, sosteniendo una linterna. El perro muerto había desaparecido.

Encontrando una solución

Mi madre me ayudó a salir de debajo de la cama. Estaba temblando y llorando. Ella me abrazó y me dijo que todo iba a estar bien. Llamó a la policía y se llevaron el perro muerto. Nunca supe cómo llegó allí, pero estaba agradecido de que mi madre me hubiera salvado.

Conclusión

Nunca olvidaré la noche en que encontré un perro muerto debajo de mi cama. Fue una experiencia aterradora, pero también me enseñó una valiosa lección. Aprendí que no debo tener miedo de enfrentarme a mis miedos. Si lo hago, podré superarlos.